
La Kyokai tiene una nueva controversia a la que enfrentarse. Con la promoción del estonio Baruto a Juryo, el sumo asiste a la llegada del primer Sekitori rubio de ojos azules. Antes ha habido otros sekitoris extranjeros (hawaianos, mongoles, y, más recientemente, europeos) pero todos ellos eran "morenos". Por ello, no hay precedentes de un ooicho rubio. Aunque es cierto que no existe ninguna regla en la normativa oficial sobre el color del pelo, algunas escuelas japonesas están prohibidas a "los rubios". Simplemente, el sumo es el deporte nacional y todo lo que eso conlleva en el tema de las tradiciones. Por suerte para la Kyokai, el rápido progreso de Baruto no ha seguido el mismo ritmo que su crecimiento capilar. El estonio sólo ha tenido la suficiente cantidad de pelo para hacer un mage desde el pasado Haru Basho y probablemente no pueda lucir un ooicho hasta la próxima primavera. El Rijicho pide una solución alternativa: "Primero aplicaremos un poco de aceite en el pelo y veremos cómo queda. Si no es lo suficientemente oscuro, quizás tengamos que considerar la posibilidad de teñirlo".
Pero ha habido buenas noticias. Con la aplicación diaria de aceite bintsuke, el pelo de Baruto ha adquirido un tono más oscuro de aquel rubio con el que llegó a Japón. El subdirector del Shinpan, Mihogaseki Oyakata, no pierde la esperanza: "El aceite está oscureciendo el pelo. Creo que al final quedará bien".
Sin embargo, Yamanashi Oyakata no es de la misma opinión. "A diferencia del chonmage, en donde el pelo está recogido, el ooicho está ligeramente suelto. Dependiendo de la luz, puede que no parezca tan oscuro, y, en su lugar, haría que pareciese más rubio todavía. En cuanto tenga el pelo lo suficientemente largo, deberíamos echar un vistazo y tomar una decisión".
Entretanto, Baruto parece ajeno a toda esta polémica que le rodea. Tan sólo se muestra gratamente sorprendido por su rápida promoción. "Lo cierto es que pensaba que me ascenderían a Juryo para este torneo. Estoy contento". Y sobre el número de combates que quiere ganar en el Aki Basho, respondía confiado: "Todos".
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